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La asociación Española del Trauma Psicológico ha publicado las cartas shame, para ayudar a los profesionales de la psicología a tener más herramientas para el trabajar el trauma desde una perspectiva más sensorial y emocional. Con estas cartas se abre una puerta al mundo interno de la persona puesto que las cartas las elige el hemisferio derecho, posteriormente ayudaremos al hemisferio izquierdo a interpretarlas y así activaremos la memoria de trabajo o integrativa.
Mientras que otras técnicas plantean elegir cartas en las que la persona tiene que explicar cómo se siente con estas cartas sólo pedimos a la persona que nos diga cuales les llaman la atención y posteriormente le pedimos que nos explique que les inspiran esas cartas.
No hay una respuesta correcta o apropiada, se trata solamente de simbolizar la experiencia sensorial, poner palabras a lo emocional para poder organizarlo a nivel mental y así reconocerlo y poder manejarlo. De este modo aliviamos el miedo a las sensaciones dolorosas. Conocerlas es comenzar a poder entenderlas, convivir con ellas y manejarlas.
Es importante entender que esas sensaciones molestas son alarmas que nuestro cuerpo envía a nuestro cerebro para hacerle saber que hay un peligro imaginario o real, la sensación sólo trata de advertir que hay algo peligroso. Cuando sabemos escucharlas y podemos organizar la experiencia: No tenerles miedo o luchar contra ellas sino escucharlas, se puede afrontar lo temido. Pero para esto primero debemos reconocerlas, entender cual es su miedo, objetivizarlo y enfrentarnos a él.
Cuando hay mucho miedo el cerebro puede colapsar y generar unas sustancias denominadas opioides. Estas sustancias recubren el tálamo que impide que la información sensorial pueda integrarse de un modo adecuado.
A nivel psicológico el cerebro puede sentir que esa persona que nos da tanto miedo es también muy fuerte y que si nosotros tuvieramos esa fuerza seríamos invencibles, Es cómo unas neuronas espejo perversas que hacen que pongamos dentro de nosotros lo que más tememos.
Estos introyectos agresivos, que pueden agredir a los demás o a uno mismo tienen la misma percepción de la realidad que cuando ocurrió el trauma pero pueden percibirse cómo muy temibles, agresivos y poderosos igual que se percibía al abusador.
Además hay que tener en cuenta que el niño no sólo siente miedo tanbíen necesita que alguien lo proteja y la figura que debería protegerlo es generalmente el abusador. Este introyecto o figura agresiva ayuda a anticipar lo que se cree que es el deseo del abusador. Si mi padre me pega porque soy malo tener una voz que te recuerde que eres malo puede ayudar a anticipar la violencia del padre y con suerte hasta que me quieran.
La forma de trabajarlas es pedirle al paciente que elija unas cinco cartas que le llamen la atención y que las ponga en algún tipo de orden que le resulte apropiado. Una vez hecho esto le pedimos que nos cuente que significa para ella esa carta, que nos describa que ve en esa carta, Le podemos preguntar:
De este modo podemos conocer las sensaciones subjetivas de la persona sin juzgarla ni interpretarla, la ayudamos a a que pueda entrar a conocer y tolerar su mundo interno.
Las cartas están divididas en cinco grupos cada uno con un significado diferente:
De este modo podemos acceder desde diferentes puntos de vista al malestar de la persona y poder entender si son voces disociativas, miedo a ser rechazado, miedo a mostrar ilusión, sensaciones de vacío y soledad, etc,
Lo importante es poder poner palabras a lo sentido y de este modo darle una forma objetiva (las sensaciones y las emociones son objetivas). Conocer algo es empezar a dejar de temerle y poder controlarlo y que deje de ser nuestro enemigo.
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