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Hablamos de parentificación o inversión de roles, cuando se permite o se obliga a un niño a realizar tareas o asumir roles que están muy por encima de sus capacidades físicas o psicológicas. Los resultados de estas acciones sobre los niños son muy traumáticos porque limitan su desarrollo personal. Estos niños son viejos (en el sentidu figurado) que son perfectos, buenos, obedientes, atentos etc.. así se impide al niño desarrollar actividades normales asociadas a su edad, recordemos que el juego con otros niños es una circuito básico en el cerebro de todos los mamíferos como forma de poder adaptarse a las necesidades cuando sea adulto, es lo que Piaget llamaba el juego simbólico. Podemos distinguir tres tipos de parentificación:
Al contrario de lo que se podría intuir estos niños desarrollan estrategias de apego evitativo ( y no ansioso) puesto que no pueden desarrollar sus necesidades y no actúan como les gustaría si no como cree que se espera de ellos. Se convierten cuando adultos en cuidadores compulsivos que siempre están supliendo las necesidades de los demás sin reparar en las propias. Según Panksepp creador del concepto de neurociencias afectivas existirían siete circuítos cerebrales innatos en todos los mamíferos, estos son pánico (perdida del apego), miedo, rabia, cuidado, juego, deseo sexual y búsqueda. La mayoría de los circuitos se ven afectados de forma negativa. Veamos con detalle porque:
Un elemento muy importante para poder entender la gravedad de este tipo de conductas es la necesidad constante de inhibir la rabia y el malestar por no molestar o ser una carga para sus cuidadores. En mi experiencia clínica esta rabia acumulada puede aparecer en la adolescencia en forma de tres tipos de trastornos principalmente
Hay que tener en cuenta que la biología del desarrollo tiene sus reglas (tanto física como psicológicas) y que alterar estas provoca muchos efectos indeseados y patológicos. Los padres de estos niños suelen ser narcisistas o depresivos o infantiles y están tan preocupados de sus propias necesidades que son incapaces de ver las de sus hijos. Como tantas veces en terapia infanto-juvenil necesitan mas terapia los padres que los niños.
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