Todos hemos sentido en algún momento que perdemos el control. O que hemos actuado de un modo que no era el correcto o incluso que no hemos actuado y nos hemos paralizado cuando sabíamos cuál era la mejor opción.
Los griegos que fueron los primeros psicólogos de la historia. La incluían dentro del campo de la filosofía.
O sea lo que nos pasa a todos cada día y especialmente a mis pacientes.
“… Platón creía que la acrasia no era un problema en sí mismo, porque siempre elegimos la solución que pensamos que es la mejor para nosotros, pero que a veces, accidentalmente, sucede que elegimos la peor solución debido a un mal enfoque. Por otra parte, Aristóteles no estaba de acuerdo con esta explicación y argumentó que la falta de razonamiento no es responsable de la acrasia. Él creía que la respuesta radicaba en la tendencia humana al deseo, que a menudo es mucho más fuerte que la razón…” (tomado de hdnh.es).
La cuestión sigue en pie hoy en día.
¿Actuamos de forma errónea porque no razonamos y tenemos creencias erróneas (esto suena al modelo cognitivo conductual) o lo hacemos así porque las emociones dominan a las cogniciones?
La repuesta que nos demos marcará nuestro estilo terapéutico y donde ponemos nuestra responsabilidad (y la de los demás) cuando cometemos errores. En mi modelo PARCUVE defiendo que son las emociones las que determinan en gran parte nuestras acciones, estoy totalmente de acuerdo con Aristóteles.
En situaciones de peligro (o placer) nuestro cerebro tirará de información emocional mucho más rápida pero a menudo impulsiva y menos eficaz.
La inmensa mayoría de mis pacientes saben lo que deben hacer (y lo que deben evitar) pero sienten que no saben cómo hacerlo o no pueden hacerlo. Pero no es un problema de información o conocimiento (para eso están los libros de autoayuda y sin embargo los psicólogos cada vez tenemos más trabajo). Es que no pueden controlar su ansiedad cuando piensan en hacerlo o evitarlo.
Un ejemplo serían las personas que fuman. No he conocido a nadie todavía que tenga más de 16 años y se sienta orgulloso de fumar. Todos quieren dejarlo y ¿no lo hacen porque no quieren o porque no pueden?. Pues probablemente por las dos cosas.
Vamos a la neurobiología. Nuestro cerebro basa sus respuestas más emocionales en dos claves, peligro y recompensa.
Desarrollare en próximos post la neurobiología del deseo y el miedo. Pero me gustaría resaltar ahora que ambos sistemas no tienen porque ser incompatibles. Puedo saber que algo no me conviene o me da miedo o me gusta y no dejar de consumirlo y evitarlo.
Esto es porque la AKRASIA se basa en lograr metas a corto plazo sin pensar en las consecuencias de lo que puede ocurrir a largo plazo.
Las emociones que son rápidas e instintivas buscan la repuesta inmediata mientras que las cogniciones buscan la planificación y conseguir los objetivos a medio/largo plazo.
La persona que fuma sabe que si sigue haciéndolo gastara muchísimo dinero, podrá tener cancer de pulmón y que debe dejarlo. Pero cuando lo hace empieza a sentir mucha ansiedad en el pecho. ¿Es capaz de tolerar esa ansiedad? De eso depende que continúe con el vicio o lo deje.
Yo he hecho hipnosis para dejar de fumar y la mayoría lo conseguía, pero si no aliviaban la fuente de la ansiedad recaían o comían en exceso, o tenían mal humor… La ansiedad seguía ahí y necesitaban calmarla.
Resumiendo el cuerpo manda señales de malestar, el cerebro emocional siente necesidad de calmarse (recuperar la homeostasis) y la persona se justifica para hace algo que le produzca calma a corto plazo aunque sea desastroso a largo plazo.
Porque todo el sistema emocional se basa en:
- Lo necesito y lo necesito ya
- Las consecuencias importantes lo son a corto plazo
- Debo acercarme a lo que me gusta y evitar lo que me da miedo.
Cuanto más cognitiva y menos dominen las emociones más rígida será la persona (hay una AKRASIA inversa), creerá que siempre actúa de la forma correcta aun cuando se equivoque. Cuanto más emocional más caótica será su vida. Actuará de forma errónea aun sabiendo qué hace lo incorrecto, porque lo importante es el momento no lo que ocurrirá después.
