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Si tuviéramos que resumir toda la psicología en dos palabras serían “miedo y recompensa”. Es decir, lo que nos atrae y lo que evitamos. Estas dos acciones están relacionadas con diferentes neurontransmisores y diferentes partes del cerebro. La recompensa está relacionada principalmente con el “nucleo accumbens” y con un neurotransmisor llamado dopamina. Esta es la que hace que tengamos motivaciones, ilusiones… proyectos. Es la que hace que busquemos, que queramos aprender…
El miedo está muy relacionado con la “amígdala” y con un neurotransmisor llamado noradrenalina. Si queremos aprender algo necesitamos unos niveles óptimos de este neurotransmisor, pero si es excesivo tendremos miedo, estaremos asustados, tendremos ansiedad, etc…
Esto viene a colación del tema de los cada vez más adolescentes y no tanto (los hay hasta de 40 años) que ni estudian ni trabajan, que viven a costa de sus padres sin que sientan remordimiento ni pena, llegando incluso en muchos casos a exigirles a los padres que los mantengan y muestran enfado si se les hace ver su actitud. Estos “ninis” se caracterizan por:
Hablamos de procrastinación, cuando nos referimos a las personas que lo dejan todo para mañana. De hecho, la palabra viene del latín significa “pro” o sea luego y “crastos” mañana. Es decir, apartar lo difícil para después. En la figura vemos el mapa de la procrastinación y sus múltiples lugares donde todos hemos encallado en algún momento.
¿Por qué digo que los ninis han sido sobreprotegidos? Porque desde pequeños han tenido el centro de la recompensa inhibido y el del miedo acentuado. A pesar, de su apariencia de suficiencia y de poder con todo, en realidad están aterrorizados. Tienen mucho miedo y no ven la recompensa a corto plazo, tienen muy baja tolerancia a la frustración.
Esto viene de pequeños porque al estar sobreprotegidos, nunca han hecho nada por si mismos y cuando llega el momento ya no saben o no se atreven a hacerlo. Su condena es tener miedo a todo y no poder reconocerlo, Como en la primera foto el miedo siempre pesa más que la recompensa.
¿Qué soluciones tienen? ¿Cuál es el tratamiento?
No olvidéis nunca que los procrastinadores no son vagos, son perfeccionistas muy frustrados. Detrás de su indolencia y desidia lo que se esconde es mucho miedo.
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