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VIOLENCIA DE GÉNERO: DOS CARAS PATOLÓGICAS DE UNA MONEDA

Que a nadie lleve a engaño el título: Hay un factor ético, moral y legal que exige proteger a las víctimas de género de sus agresores. Una sociedad democrática y madura debe ayudar a los elementos que estén en una situación de vulnerabilidad. Pero lo que quiero desarrollar en este post es el análisis psicológico tanto de las víctimas cómo de los agresores.  

Ambos buscan lograr una conexión pero, obviamente, lo hacen de un modo muy patológico. Ya que mientras que uno controla el otro depende. Uno agrede y el otro sufre, uno siente poder y el otro indefensión… Puede ocurrir que a veces estos roles se alternen si el maltrato psicológico, pero casi nunca cuando el maltrato es físico. 

El maltrato puede ser de dos tipos:

– Por omisión: Cuando se ignora a la otra persona, se finge cuidar para inutilizarla o cuando no se tienen en cuenta sus necessidades emocionales. Este tipo de maltrato que es sólo psicológico y difícil de demostrar deja a la persona muy vulnerable. Se tienen sensaciones contradictorias, se puede uno sentir en el cielo durante un instante y al rato estar en el infierno. Hay que tener mucha consciencia de la ausencia de amor y respeto.

– Por comisión: Es el tipo maltrato físico o psicológico agresivo. Aquí es evidente que la persona maltratadora agrede y hay una víctima. El maltrato es fácilmente reconocible y denunciable.

 

¿Entonces porque si una persona sufre mantiene una relación que le hace daño? La principal razón es porque las dos personas necesitan al otro. No pueden vivir solos o están envueltos en ataduras emocionales, financieras o laborales que no pueden resolver. Pero la única opción viable ante el maltrato es el contacto cero.

Salir de una relación tóxica es cómo dejar una droga. Necesita tiempo y paciencia porque la  persona que mantiene la situación de poder va a tratar de que no se rompa el vínculo. La victima después del proceso de maltrato va a tener la autoesmia muy baja y le va a ser muy difícil romper con algo que aunque sea dañino es lo que conoce. Digamos que el miedo al salto al vacío es mayor que el miedo a lo que se está sufriendo.

Por eso es importante entender las necesidades íntimas de las personas que sufren maltrato. Su necesidad de vincularse para sentir seguridad y su miedo a no poder valerse por sí misma.

El maltratador siente exactamente lo mismo pero con un miedo inmenso nutriéndose de la necesidad de poder para mantener su ego alto y sentirse acompañado e invulnerable. 

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